¿Por qué me presento a rector de la UC3M?
Creo en la Universidad Carlos III de Madrid, en su potencial, en su prestigio y en su solvencia en muchos aspectos. Pienso que se han hecho muchas cosas bien; pero, en mi opinión, necesita otro cambio de rumbo tras 16 años de rectores con mentalidad estadística donde, además, lo que se nos vuelve a proponer es elegir un rector o rectora que es el delfín del delfín. Si la primera derivada en un delfinazgo no suele salir bien, la segunda no augura nada bueno.
Quiero ser un motor contra la inercia y el desánimo que muchos sufrimos en esta universidad. Una apuesta por ‘despetrificar’ lo que se da por supuesto ya de modo automático y mecánico. Pretendo ser un móvil para la exploración que es la base del conocimiento: tiene que haber placer en explorar nuevas vías, en descubrir nuevas potencialidades. Quiero mirar hacia adelante y, por eso, no esgrimo datos o logros viejos o pasados. No vengo a ‘pasar factura por lo hecho’, pero no voy a permitir que ningún candidato o candidata quiera apuntarse logros que son de un colectivo o de la propia institución.
A la historia reciente de nuestra universidad le han faltado ingredientes diferenciales y matices: ha sido tremendo, por ejemplo, que durante 16 años el Vicerrectorado de Grado y Postgrado no haya estado dirigido por alguien que haya estudiado ciencias, ingeniería, audiovisual o periodismo, disciplinas que necesitan de prácticas y de instalaciones de laboratorios. El lastre que padecemos es terrible. La visión exclusivamente empresarial de la gestión de grados y postgrados nos ha debilitado como institución pública.
Pero, sobre todo, me presento porque creo que tenemos que proporcionar un entorno más humano donde se dignifique al trabajador y trabajadora. Donde su promoción no dependa de veleidades algorítmicas, sino de su esfuerzo certificado en la ANECA. Donde haya transparencia y el nepotismo no se esconda en comisiones asesoras. Donde el PAS tenga una vía clara de promoción teniendo en cuenta su trabajo diario. En esta universidad el PAS son unos héroes: sacan todo el trabajo adelante de forma magnífica, pero sufriendo condiciones durísimas con una sobrecarga de trabajo, inhumana en muchos casos. Y sin horizontes profesionales claros.
Una universidad donde se potencie el teletrabajo, no solo porque aumenta la productividad, sino porque nos ayuda a luchar contra el cambio climático de forma efectiva en una ciudad como Madrid. Una universidad donde se ayude a los estudiantes que no pueden asistir a clase y no se les criminalice. Donde puedan tener unos horarios compatibles con otras actividades y, sobre todo, unas prácticas con instalaciones adecuadas y con tiempos adaptados a su disciplina y asignatura. Una universidad más igualitaria y mucho más diversa. Una universidad más participativa, más transparente y más humana.
Que seamos un centro influyente en muchos ámbitos -mediático, político, jurídico, económico, empresarial, artístico y literario-, no solo en el índice h. Donde se reconozca que el pensamiento no sirve en una torre de marfil aislada de la sociedad, sino que el dinero público que nos da la sociedad madrileña y española tiene que usarse en transformarla en una sociedad mejor. Una universidad pública debe tener un compromiso real por ser un ascensor social.
Me presento para que recuperemos la ilusión por la Universidad. Tenemos que volver a ser el referente que fuimos cuando el rector que había despreciaba -y con razón- la cultura de los rankings. Es preferible salir en menos rankings y que la OTRI funcione como en la época del rector fundador. Nuestra Universidad no puede permitirse ser una más, porque no se fundó con ese espíritu: tiene que ser el modelo que lidere a las otras universidades públicas que no han tenido la suerte de tener un fundador que haya elegido el mejor lema que jamás podríamos tener y que no debemos esconder -como hemos hecho- ni olvidar: “homo homini sacra res”.
Carlos Elías